Cuenta una leyenda japonesa, que hubo una vez un emperador
empeñado en saber sobre cuál iba a ser su futuro en unos años. Un buen día, una
chamana que acudió a palacio, le dijo que las respuestas que buscaba se
encontraban en el interior de un pueblo de pescadores a unos kilómetros de la
ciudad imperial. Así pues, el emperador con varios de sus sirvientes emprendió
viaje hacia aquel pueblo. Tras días de búsqueda en aquel lugar sin resultado
alguno, cuando iba paseando por una de sus calles, se encontró con una mujer
que llevaba un bebé en brazos. Ella, mirándole fijamente a los ojos, le dijo:
“Has llegado a tu destino”. El emperador, enfurecido por no entender el porqué
de esa afirmación, pegó a la mujer, la tiró al suelo y se fue de allí. Pasaron
varios años, y el emperador estaba buscando esposa. Un buen día, se presentó
una mujer que encandiló al emperador con su belleza, la cual tenía una cicatriz
un tanto particular en la cara. El emperador, sorprendido por ese hecho, le
preguntó cómo se había hecho eso. Y la mujer, sonriente, respondió: “Esta
cicatriz me la hizo usted”.
Esta leyenda representa la creencia de que cada uno de
nosotros está conectado a otras personas mediante un hilo rojo invisible
imposible de romper. Y por más que intentemos evitar ese destino, este siempre
volverá a nosotros. Y vosotros, ¿qué opináis de este tema?
Gracias.
Saludos
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